Parece cada vez más relevante que el concepto “smart city”, que aglutina el uso de la tecnología por parte de ciudadanos, empresas y gobierno locales, tiene relevancia si se plantea no sólo desde un punto de vista de la gestión eficiente de la ciudad. Los beneficios sociales, económicos, medioambientales y por qué no los culturales que engloban la sostenibilidad del territorio, deben tomar valor en las nuevas tendencias, en la generación de nuevas necesidades por parte de los ciudadanos y en la prestación de una forma distinta del servicio público.
La innovación en la ciudad o en el territorio no nace en la tecnología en sí misma, parte del uso de la misma para necesidades muy concretas y su democratización, con la proliferación del teléfono móvil, tabletas y una mejora de la conectividad, nos permite abordar nuevas situaciones tanto de oferta como de demanda.
La sociedad actual, los territorios o los municipios, precisan de algo más que una ordenación urbanística o una obligada administración electrónica. Necesitan nuevos formatos en formas servicios derivados de la demanda ciudadana o pueden acostumbrarse a nuevas fórmulas de negocios digitales, nuevos servicios sanitarios o de educación on line.
El territorio, y así lo prevé la Agenda Digital de España y el Plan Nacional de Ciudades Inteligentes de España, también debe jugar un papel muy importante en el concepto smart city. Los pequeños municipios, a través de agrupaciones, con formatos supramunicipales, grupos de acción local o ámbito comarcales liderados por las mancomunidades con el apoyo del resto de administraciones, especialmente las Diputaciones Provinciales, pueden encontrar soluciones homogéneas en su territorio. Que no sólo ayude a la mejora ciudadana local, sino que también puede facilitar el servicio a los visitantes o turistas, dando respuesta a la nuevas fórmulas de relación y enfoque digital de los servicios públicos o modelos de negocios.
Este enfoque es especialmente importante en el caso de una región como Extremadura, que por su gran extensión, por su dispersión poblacional y por lo agreste de su orografía puede beneficiarse de las oportunidades que la aplicación de la tecnología supone para su desarrollo.
Las empresas, con un enfoque territorial, social y tecnológico, deben encontrar la innovación en la necesidad e implementar herramientas tecnológicas para adaptarlas a las nuevas formas de vida. Los municipios, buscando la innovación no sólo en la gestión administrativa on line, sino en las nuevas necesidades ciudadanas, bajo el paraguas de laboratorios territoriales o rurales. Los ciudadanos, los verdaderos conocedores del territorio, que no son ajenos al uso de las nuevas herramientas tecnológicas, y que a través de ellas, pueden formular nuevas formas de participación en la sociedad local o comarcal.
Todo este enfoque, dónde puedan observarse las tendencias nacionales y europeas, tanto en materia legal como de financiación de posibles proyectos, el conocimiento de la realidad territorial de la Comunidad Autónoma de Extremadura en el uso de tecnologías, las tendencias tecnológicas y casos de éxitos de modelos públicos y privados de carácter social, se darán cita en el próximo II FORO SMALL SMART CITY.
Inscripción y programa aquí.
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